24.8.08

LA MORFINA QUE NO CREA HÁBITO

En “Cine drogado” María Velasco parte de la consideración de que todo cine, con independencia de su género, es por naturaleza fantástico. Como dijo Artaud, referente fundamental de este ensayo, si el cine no está hecho para traducir los sueños o todo aquello que en la vida despierta se emparenta con ellos, no existe. Veneno inofensivo, virus del subconsciente, nirvana sentimental que sublima el vicio. Es en el arte y el cerebro donde se cometen los mayores pecados: la desintoxicación de la falsa realidad en la que vivimos.

María Velasco (Burgos, 1984) nos presenta este ensayo publicado por la Colección Soma de Ediciones Amargord las películas que han abordado la temática de las drogas. Evidentemente no están todas pero sí las suficientes (El hombre del brazo de oro, El pico, Easy Reader, Trainspotting, la atrabilaria Arrebato, etc.) para poder pensar sin prejuicios el cine y la ebriedad.

El cine, afirma en la introducción, quiere ser una droga. Desde la invención del cinematógrafo se ha disertado ampliamente sobre sus efectos hipnóticos en la percepción y en la conciencia del espectador. El medio cinematográfico podría llegar a ser esa Piedra Filosofal a la que se refiere Burroughs: “una morfina que no cree hábito”.

“Hay que estar ebrio. Nada más”, de lo que sea, decía Baudelaire en “Los paraísos artificiales”, “de vino, de poesía o de virtud”. Se puede estar ebrio de imágenes. Las grandes películas son, como las drogas, un viaje al otro lado del
espejo del que, a veces, quisiéramos no regresar, pero no podemos quedar atrapados porque no estamos hechos de la materia de los sueños.

Se han hecho cientos de películas sobre droga; algunos consideran el “cine drogado” un subgénero propio. Tomando solo, por ejemplo, las cintas sobre ácido lisérgico, las llamadas “head movies” podría escribirse una copiosa historia del cine. El propósito de este libro, sostiene Velasco, es más humilde: meditar algunos aspectos de las drogas a través del cine (ciertas películas asequibles, más o menos recientes). Aportar críticas que más que pensar los films, los utilizan para pensar sobre el cine, las drogas, y las drogas y el cine.

En la actualidad cuesta pensar que el cine y la droga fueron considerados, en un tiempo, sacras artes. El consumo que de las imágenes se hace en nuestra sociedad es igual al de las substancias sintéticas (drogadicción electrónica y química). “Lo gregario, lo múltiple y lo fragmentario, soldado por la velocidad del consumo, es nuestro gran estupefaciente social”.

¿Se instalarán las drogas y el cine, definitivamente, del lado del poder, del lado de la evasión? ¿O cumplirán con su cometido inicial, salvarnos, golpeando por debajo del intelecto, de una indigestión de sentido común? Es su cometido,la función que se ha atribuido a las drogas desde lo antiguo, desintoxicarnos de la dolencia general que nos provoca la falsa realidad en que vivimos.

María Velasco González (Burgos, 1984) es licenciada en Comunicación audiovisual por la Universidad Complutense y ha estudiado Dramaturgia en la Real Escuela de Arte Dramático de Madrid. Actualmente es redactora jefe de la revista Generación XXI y escribe crítica de cine para publicaciones como el libro Estrenos (Ediciones J.C). Ha recibido galardones en este género y el premio "Solidaridad obrera" de relato breve por Amor versus transporte público. Le interesa el arte, en general, como sismógrafo de nuestra sociedad. Su texto teatral "Peso neto ochenta gramos, peso escurrido cincuenta y seis, capacidad ochenta y cinco mililitros" fue llevado a escena en 2006.


Cine Drogado
María Velasco González
Dibujo de portada: Variación sobre el ojo-globo de Odilon Redon,
de María Torrón Santamaría.
Fotografía de solapa: María Teresa González Muñoz
Diseño y maquetación: EN LÍNEA
Colección SOMA
Directores de la colección: Javier Esteban y José Carlos Aguirre
Ediciones Amargord
ISBN: 978-84-87302-930

23.8.08

Reseña sobre Cine Drogado de María Velasco



Fotograma de El hombre del brazo de oro



Guillermo Arróniz López
El librepensador


Cuando en el entramado de un ensayo se citan, en armonía, a Charles Baudelaire, Erich Fromm, Terenci Moix, Gus Van Sant, Antonin Aratud, Arthur Rimbaud, Pedro Almodóvar, Thomas de Quincey y Woody Allen, entre otros, ya resulta evidente que estamos frente a un libro de cultura en sentido amplio que parte de la documentación necesaria para mantener nuestra atención.

Cine Drogado, de María Velasco, autora teatral y redactora jefe, así como crítico de cine, es un buen ensayo sobre cine, y en concreto sobre el celuloide rodado tomando como centro universal las drogas, sus efectos, su juicio y su situación en la sociedad contemporánea. Sobre unas líneas maestras que mezclan la literatura, la filosofía, la psicología y la técnica cinematográfica, se analizan muy diversas obras, desde Easy Rider a El Pico, o desde Saving Grace (El jardín de la alegría) hasta Arrebato; o, por ser un estudio de amplias miras desde sus limitadas páginas, también desde María llena eres de gracia a La vendedora de rosas. La exigente exégeta sabe valorar cada detalle de la técnica, del uso de la cámara o de las interpretaciones, pero no parece encumbrar plenamente casi ninguna cinta, encontrando puntos flacos y comerciales que desvirtúan parte de los trabajos; como si se quedasen cortos, incapaces de redondear el celuloide, de hacer un uso absoluto de sus posibilidades (algo que no suele perdonar la escritora, especialmente tratándose de la utilización de la imagen). Con todo no desmonta cruelmente ninguna película ni entra en críticas feroces, le bastan ligeros apuntes para ponderar el peso de cada una.

El libro, breve pero muy intenso, provoca la necesidad y el deseo de ver por uno mismo todas aquellas películas, antiguas y modernas, que per se no habrían levantado el interés del lector; y en esto resulta un magnífico ensayo. María Velasco, sin embargo, no realiza concesiones, no atiende a las reclamaciones de ningún público: expone sus ideas sin pudor, con la seguridad de saber que tiene conocimiento y perspectiva para construir sólidamente su opinión sin esperar parabienes de nadie.

La editorial Amargord, con tendencia al mundo ebrio, ha dado la alternativa a la autora con acierto y en el libro se agradecen los carteles de películas mencionadas que tienen (a pesar del blanco y negro) un valor adicional que completa la obra.

17.8.08

EDICIONES AMARGORD HACE MORDER EL POLVO A BOCCANERA

La colección Los Orfebres de Ediciones Amargord recupera la obra “Polvo para morder” del último Premio Casa de América de Poesía Americana Jorge Boccanera. Editada por primera vez en 1986 se instala en una instancia extrema y refleja la imagen de la derrota por excelencia. Una poética que arde y un yo poético que pone el cuerpo y busca en el polvo esas palabras preciosas que la belleza no cesa de entregarle.


El poeta argentino Jorge Boccanera, Premio de Casa de América de Poesía Americana 2008, rescata en la colección Los Orfebres de Ediciones Amargord una de sus obras emblemáticas “Polvo para morder” publicada por primera vez en 1986. Es una de las figuras poéticas atraídas al agujero negro de una editorial en entredicho por su falta de compromiso con los derechos de autor. Como paradoja de la derrota a la que parece abocado su editor, José Mª de la Quintana, queda el polvo como alimento y este acierto para el lector si lo encontrara en el círculo de la distribución.

El trabajo simbólico en la poética de Jorge Bocannera, sostiene Laura Yasan en el prólogo, es una ruta de doble carril que nos permite viajar a toda velocidad de lo fantástico a lo cotidiano y de lo cotidiano a lo fantástico, sobre un discurso que denota siempre un mensaje comprometido que se va completando conforme el texto avanza.


Oración para un extranjero

La primera parte del libro: “Oración para un extranjero”, trabaja una unidad temática que horada el exilio, lo increpa y pone en escena el primer elemento, una vieja fotografía en blanco y negro de un hombre sentado en la mesa de un bar. Será ese hombre, el extranjero, el desdoblado, el paria, la silueta que el poeta perseguirá, para llenarla de contenido y sentido.

Sobre la trilogía: extranjero, gallos ciegos y la ausencia se constituye una poética del desarraigo, donde la oración, según cita de Yasan, en lugar de seguir su camino letárgico, se eleva enriquecida de metáforas luminosas, estridentes, coloridas y vitales. Y se destacan contra la soledad imágenes furiosas, dolorosas, “labios de pólvora mojada” y “baldazos de odio hirviendo”.

Polvo para morder

La segunda parte, titulada “Polvo para morder” comienza con el largo poema “Marimba”, un poema que avanza verdaderamente a galope tendido. En este desfile asombroso, la mirada de Jorge Boccanera es precisa y veloz como un bisturí que llega al nervio, al instante. Pero el sentido del poema no se queda en el mero inventario sino que dialoga con otros poetas y se compromete.

En el poema que titula el libro su sentido nos es desvelado; es el trabajo mismo del poeta: la palabra/ como una copa rota donde morder el polvo/ y otras veces un agua/ de alumbrar.

Polvo de palabras, poemas para morder, la palabra como materia, la materia como imagen, la imagen como pensamiento. Un libro que “da lumbre en la noche del mundo”. Un trabajo de construcción, de simbologías y significados donde el poeta cuestiona, inquiere, denuncia y demanda. Tal vez los contratos inexistentes de los poetas que, como él, mordieron el polvo en Amargord.




Jorge Boccanera (Bahía Blanca, Argentina, 1952) escribió varios libros de poesía publicados en Argentina, Costa Rica, México, Chile, España y Paraguay ; entre ellos Los espantapájaros suicidas (1974), Contraseña (Premio Casa de las Américas, 1976), Noticias de una mujer cualquiera (1976), Música de fagot y piernas de Victoria (Premio Nacional de Poesía Joven de México, 1979), Los ojos del pájaro quemado (1980), Polvo para morder (1986), Sordomuda (1991), Bestias en un hotel de paso (2002).

Algunas de sus compilaciones son Antología personal, Marimba, Zona de tolerancia y Servicios de insomnio. .

En mayo de 2008 ganó el VIII Premio Casa de América de Poesía Americana con su obra "Palma Real"



Polvo para morder
Jorge Boccanera
Prólogo: Laura Yasan
Datos de portada: motivo etrusco
Diseño y maquetación: Martina Abud
Colección: Los orfebres
Director de colección: Rodrigo Galarza
Ediciones Amargord
ISBN: 84-87302-73-2




VI

Lluvia,
somos dos extranjeros,
mi nombre como el tuyo es una travesía,
un deambular por puertas cerradas para siempre.


La gente entra en mi sueño como por otra casa
y tus breves colores se deshacen contra el olvido,
pero ya lo sabemos,
no hay nada que tratar con su navaja,
nada que preguntar en sus regiones.


Lluvia,
somos dos extranjeros,
nos separa una herida.


(De oración para un extranjero)



I

A veces la palabra
como una copa rota donde morder el polvo
y otras veces un agua
de alumbrar.

Asomada a los cielos, la palabra,
es un tambor de polvo deshecho al primer golpe.
remando en el infierno, la palabra,
es un agua posible sobre un manto de cólera.


Entonces, la palabra,
¿polvo, para morder en la oscuridad?
¿Agua, para alumbrar este cuerpo callado?


III


Bésale las piernas a la poesía
aunque diga que no que aquí nos pueden ver.
Bésale las palabras, hurga su lengua hasta
que abra los brazos y diga ¡Santo Dios!
o hasta que santodios abra los brazos de escándalo.
Bésale a la poesía a la loba
aunque diga que no que hay mucha gente que aquí
nos pueden ver. Bésale las piernas las palabras
hasta que no de más, hasta que pida más
hasta que cante.


(De Polvo para morder)


Poemas publicados en Polvo para morder de Jorgen Boccanera en Ediciones Amargord

10.8.08

Capítulo 0 de La búsqueda, primera novela de Jorgelina E. Rodríguez

Una novela sobre la ayahuasca,un vértigo continuo respira a través de estas páginas volcánicas escritas desde dentro de esta sustancia enteogénica, alabada por los últimos investigadores y que Jorgelina E. Rodríguez hace llegar hasta sus últimas consecuencias con una resolución final reveladora de nuevos caminos para el espíritu.

Me presento, mi nombre es U.
Teniendo en cuenta que me refiero a mí mismo mediante una vocal, podemos decir que, por el momento, carezco de nombre propio. Cualquiera puede ser U.
Vale aclarar que yo, junto con el resto de los habitantes de estas páginas, puedo existir o no en la vida real, eso no importa. Yo soy un símbolo. Un ladrillo más en una sociedad positivista que se derrumba buscando nuevos paradigmas que resuelvan las falencias de la ciencia, nuestra joven y todavía torpe religión.
Soy un ladrillo podrido.
Podríamos decir que soy un psiquiatra que en la actualidad experimenta con lo que llaman “enteógenos”. Algunos dirán que son alucinógenos. Otros verán en esta droga un camino en la búsqueda de uno mismo. Los enteógenos me guían, en reiteradas experiencias, hacia lo teleológico.
A esa unidad que desde distintas disciplinas y religiones se desea alcanzar, yo he intentado, en un tortuoso viaje, aproximarse.
Incursioné en el Alto Perú con chamanes, que regidos por la idea que sostiene que la verdad se encuentra en uno mismo, realizan en la actualidad “curaciones” con ayahuasca.
Experimento en mí esta suerte de “curaciones”.
Las incursiones que realizo me transportan en una inconstante indistinción entre pasado, presente y futuro. Respiro un presente colmado de sinestesias.
Yo, con mis brebajes, me enajeno en una maraña en la que cada quien, en diversas escalas, es dueño de su destino. La ayahuasca es la fórmula mágica en mi viaje. La pócima milenaria bebida por los chamanes latinoamericanos en su búsqueda de la verdad. Con la ayahuasca, la culpa, el duelo, el egoísmo, el dolor, la muerte, la posesión, el poder, el deseo ferviente de trascendencia, el engaño, la vejez, el amor, la hipocresía y la justicia devienen en sintaxis bien lograda.
En mis ensoñaciones, los pájaros me hablan. Ellos, que tienen pico, no esgrimen palabras. Solamente, se dirigen a mí, en la intimidad de mi alma, para marcarme que el silencio no es tan precioso como preciso.
En silencio, entonces, me cuentan de la contemplación, de la pasividad, y me permiten percibir la bella cadencia del pensamiento.
Yo, paciente, los escucho.


Capítulo 0 de La búsqueda, publicado en la Colección SOMA de Ediciones Amargord


Sobre La Búsqueda

La Búsqueda fue escrita en dos momentos y continentes diferentes.
Comenzó a deletrearse en Rosario, Argentina, cuando trabajaba como psicóloga en un neuropsiquiátrico. Allí conocí a un grupo de psiquiatras que experimentaban con ayahuasca. Un chamán del Alto Perú viajaba hasta Rosario y revelaba los secretos de su cultura, mitología, creencias en las curaciones del “alma” a través de la planta “milagrosa”. Me hice puro oídos de los relatos de los médicos en sus experiencias que realizaban en un bosque a las afueras de Rosario.
Viviendo en Madrid, sus relatos y especialmente los de un hombre que fue censurado y expulsado de la comunidad científica por no atenerse a la medicina tradicional y comunicar en los medios lo que él creía que podía ser la ventana a otro tipo de inconciente, las letras se tejieron en su historia con la poética que la vieja metrópolis impone y la incorporación de cuestiones que afectan a la mayoría de los seres humanos: el poder, el prestigio, la locura, el amor, los misterios de la vida para descubrir los de la muerte.
Los viajes aparecen como lo onírico puro. Ora caer en el propio infierno, ora arrastrarse entre las alas de un dios que hasta lo más insignificante torna sublime. La pócima transforma mágicamente al ser humano en un hombre que se piensa. El medio hombre es quien no se plantea cual es el motivo de su existencia.
Allí los seres verdes hablan, los pájaros esputan verdades a los vientos, el ser es un interrogante. Descubrirse es el reto. Claro está que no es para todos…¿Acaso te atreves?

Jorgelina E. Rodríguez



Jorgelina E. Rodríguez nació en Rosario, Santa Fé, Argentina en 1973. Estudió psicología en la U.N.R. Licenciada en Madrid. Trabaja desde hace 8 años en psicosis y clínica general, especializándose en psicosis, adicciones, etc. Investiga sobre estos temas. Estudió filosofía oriental y occidental y parapsicología. La búsqueda es su primera novela publicada.


La búsqueda
Jorgelina E. Rodríguez
Colección SOMA
Ediciones Amargord
Directores de colección: Javier Esteban y José Carlos Aguirre
Fotografía de portada: Nana Nauwala
Diseño y maquetación: EN LÍNEA
ISBN: 978- 84-87302-99-2